Jan Mandyn, Harlem; Flandes. Festín Burlesco. Óleo sobre madera de roble. Museo de Bilbao. C 1550
Quienes integramos El Convite, Club Gourmet, grupo gastronómico fundado en diciembre de 2003, les damos la más cordial bienvenida a nuestra página, en la que registramos nuestras actividades gastronómicas, orientadas siempre al disfrute de la buena comida, la recreación de algunas tradiciones culinarias y la convivencia de sus asociados

18 de febrero de 2013

Una comida al estilo de las Mil y una Noches

Esta vez, amigos lectores, los socios de El Convite y sus invitados se subieron a la alfombra mágica y volaron, a través de la degustación y disfrute de un menú de cocina árabe, hasta los mismísimos salones del palacio del legendario Califa Harún Al Raschid. Y digo esto, porque los platillos que nos preparó nuestra amiga y excelente anfitriona Paty Ibarra, por lo menos uno de ellos, se inspiraron en un recetario escrito por Ali ibn Nâfi, alias Ziryâb, quien salió de la corte de este célebre califa para vivir en la ciudad de Córdoba, España,  y enseñar allí las recetas más complicadas de la cocina de Bagdad. Basada en este recetario y con algunos ingredientes traídos desde el Golfo Pérsico por su hijo Diego, Paty ensayó y luego nos llevó a la mesa un exquisito guiso de borrego con manzana, el que se disolvía en la boca de lo tierno y suave que quedó después de una lenta y cuidadosa elaboración. Para los que les gusta conocer los nombres de las comidas que se llevan a la boca, les diré que esta se llamaba Tuffâhiyya, y no me pregunten cómo se pronuncia, porque no tengo la menor idea.

Antes de presentarnos este sabroso platillo cárnico, se nos regaló una entrada hecha con espinaca y aceitunas negras, servidas en un espejo de jugo de limón y aceite de oliva. ¿Su nombre en árabe?: Sabrâkh bil-zitun. Se lo paso para que lo piden en el próximo restaurante árabe al que vayan. Muy sabroso. Las entradas fueron las siguientes: aceitunas rellenas de pimiento rojo, guacamole con epidermis de suino (algo que nunca habrían querido comer los árabes, pero que aquí se permitió porque no somos seguidores del profeta Mahoma y unos garbanzos con picante que por la mañana de ese día me encontré en la Comercial Mexicana, no los compré a pesar de que se me antojaron, pero luego, unas tres horas después, se me cruzaron en la mesa y ahí ya no los perdoné y les entré con muchas ganas y algo de hambre.

Este Convite, que rindió un merecido homenaje a la comida que se servía y disfrutaba en la corte de los califas Omeyas, reunió a todos los socios de este grupo y a otros cuatro distinguidos invitados: Minerva Manilla, nuestra doctora de cabecera, el vecino Alejandro García que calificó para la comida y pegó su chicle, Paty García y Guillermo Sahagún, un profesional de la agricultura protegida y con quién pudimos abordar interesantes temas de esa actividad productiva. Para cerrar con broche de oro, nos sirvieron un postre hecho a base de rayadura de coco con fresas, supongo que también tomado de algún otro recetario musulmán, mismo que estuvo delicioso.

Cuando los Convites se hacen en casa de Oscar y Paty, casi siempre tienen un show incluido en la agenda. Cuando nos ofrecieron un menú cubano, invitaron a una amiga suya, que causó conmoción entre el público que la vimos bailar. No sé si fue la micro falda que llevaba o las piernas que parecían columnas dóricas, lo que más nos llamó la atención en ella, pero lo cierto es que no pasó inadvertida. Luego en otro Convite con platillos regionales, Ferdy bailó la Danza del Venado, en su versión auténtica y con ayales en las manos. Claro que después de hacer esta actuación, Ferdy Gonespi quedó en cama por varios días. Pues bien, esta vez no podía ser la excepción, y tuvimos un show de Belly Dance, ejecutado por la mismísima anfitriona, Paty. A falta de escenario, se improvisó una plataforma en lo que antes había sido una jardinera, y allí nos dio un recital de sinuosos movimientos, inspirados en algún vídeo de Shakira. Bueno, por lo menos a mi me la recordó bastante.