Jan Mandyn, Harlem; Flandes. Festín Burlesco. Óleo sobre madera de roble. Museo de Bilbao. C 1550
Quienes integramos El Convite, Club Gourmet, grupo gastronómico fundado en diciembre de 2003, les damos la más cordial bienvenida a nuestra página, en la que registramos nuestras actividades gastronómicas, orientadas siempre al disfrute de la buena comida, la recreación de algunas tradiciones culinarias y la convivencia de sus asociados

4 de junio de 2017

En el reino del Perú

La cocina peruana está de moda. En España, por ejemplo, no pasa una semana en que no se abra un nuevo restaurante en Madrid o Barcelona y en los que se ofrezcan a sus clientes anticuchos, chilcanos, ceviche o causas con variados rellenos. Mi primer contacto con esta extraordinaria y rica gastronomía ocurrió hace muchos años y a sólo cien metros de mi casa. ¿Quién lo iba a imaginar? Un restaurante peruano -Tambomachay- a la vuelta de la esquina. Todavía recuerdo cuando tomé la carta y tuve que pedir explicaciones para todo lo que leía. ¿Qué es la chicha morada? ¿Y la causa rellena de atún? ¿El ceviche de sierra con choclo y alga marina? ¿Choclo?... Nada conocía pero todo se me antojaba.

El segundo contacto fue cuando por fin pudimos conocer la ciudad de Lima, capital del antiguo Virreinato del Perú. Después de visitar un museo de arqueología y preguntando al personal del mismo en dónde se podía comer el mejor ceviche, nos respondieron que muy cerca estaba un restaurante de un japonés que servía el ceviche auténtico. Llegamos hasta él caminando y después de sentarnos a la mesa, empezaron los cuestionamientos al mesero por lo que veíamos pasar o lo que se mostraba en el menú con fotos. Disculpe, ¿qué son estas tiritas de color negro en el ceviche? ¿Y esto es papa o  nomás parece? Después de despejar todas las dudas, y como buscábamos comer ceviche, lo ordenamos y este resultó simplemente espectacular. Todavía recuerdo el sabor delicado y exquisito de este platillo. Así fue como surgió la idea de ofrecer una comida de estas lejanas latitudes a nuestro grupo, para dar la oportunidad de saborear las delicias de una tradición que arranca milenios atrás.

Por supuesto, lo más difícil fue seleccionar los platillos que se querían confeccionar para esta sesión. El ceviche era algo que se daba por descontado, por ser el plato emblemático de esta nación, pero sin alga marina pues no es ceviche y no creo que sea la misma la que aquí se usa en la elaboración del sushi culichi. Y así, a falta de un ingrediente tan importante tuvimos que dejarlo para una mejor ocasión. Revisando nuestras experiencias y buscando en la memoria, decidimos hacer las causas y el ají amarillo de gallina, que acá tuvo que ser de pollo, porque gallina pues nomás no se consigue.

Escoger el menú fue fácil, lo difícil fue que nos quedara bien. Así que se requirieron un par de ensayos previos para poder acercarse al sabor ideal. Y aunque se puede mejorar mucho el aspecto de la causa y la densidad o consistencia del ají, creo que por lo menos conseguimos la aprobación de los comensales que aunque no pidieron repetir -tal vez porque entraron a la cocina y vieron que no había más- si dejaron limpios sus platos. Para terminar, se sirvieron unos mini pastelitos confeccionados y comprados ese día, los que fueron consumidos con una buena taza de café. Creo que con esta sesión y las que vienen después, el Convite, Club Gourmet toma un nuevo aire y vuelve a despegar hacia nuevos y mejores horizontes.