Jan Mandyn, Harlem; Flandes. Festín Burlesco. Óleo sobre madera de roble. Museo de Bilbao. C 1550
Quienes integramos El Convite, Club Gourmet, grupo gastronómico fundado en diciembre de 2003, les damos la más cordial bienvenida a nuestra página, en la que registramos nuestras actividades gastronómicas, orientadas siempre al disfrute de la buena comida, la recreación de algunas tradiciones culinarias y la convivencia de sus asociados

29 de junio de 2009

Jamaica con taninos


Y se iniciaron las temidas y tórridas sesiones de verano en El Convite. El calor se hace bien presente en todas las cocinas, generando roces y conflictos entre los cónyuges cocineros y en el comedor haciendo estragos en los cuerpecitos de los conviteros más acalorados, esos que parece que nacieron pegaditos al circulo polar ártico. Este mes de junio, nos recibieron los Lozano Ibarra con un menú que combinaba recetas de familia con recetas recabadas en sus excursiones arqueológicas. Como quiera que haya sido, fue un menú bien planeado y mejor ejecutado. La sesión comenzó con una degustación de quesos de rancho estilo Sinaloa, cuatro para ser exactos, mismos que se debían probar y calificar con comentarios alusivos; por lo que se puso a prueba la sapiencia de los conviteros en materia de lácteos regionales procesados. Al final, las calificaciones alcanzadas por los quesos fueron más altas que las que obtuvieron los candidatos a diputaciones federales de este estado en una encuesta de El Debate. Pero regresemos al tema principal. Se arrancó con una sopa, por cierto muy rica, que incluía la diversidad de vegetales que crecen con el maíz en la milpa, esto es, calabaza, cilantro, nopales, epazote y chile. Pero, si era así, entonces me pregunto: ¿porqué no tenía mariguana?, digo esto porque todos sabemos que en Sinaloa esa hierba suele acompañar a los elotes en el surco. Seguimos luego con un salpicón de vegetales, un platillo que me hizo recordar los bufetes de la Gran Fraternidad Universal en la ciudad de México. Luego vendrían los sigüiles, unas gorditas hechas de nixtamal mezclado con requesón y que debían ser elaboradas por los propios conviteros, pues la anfitriona quería que éstos conocieran la manera en que se hacen, o sea, era una especie de taller culinario al que nadie se inscribió, porque todos nadaron de muertito. Luego vendría el plato principal, un sabroso pollo en chilmole con arroz, elaborado a partir de la receta que le diera a la Paty una doñita originaria de Ek Balam, Yucatán. Finalmente, saboreamos dos postres: un pudín de manzana y unos plátanos capeados que iban bañados con una salsa de mango deliciosa. Nota: este postre ya se había presentado antes, pero como suele suceder con todo lo que gusta mucho, la repetición no viola el reglamento y se recibe con agrado. Terminado el convite y con el vientre abultado por la comilona, todos nos desplazamos a la sala de la casa para descansar. Como siempre, el cronista y todos los demás conmigo, agradecemos a los Lozano Ibarra la exquisita comida y la grata hospitalidad que nos dispensaron en este caluroso mes de junio.